Parroquia de San Antonio Abad y Nuestra Señora de El Pilar en Burgos

Se ha puesto muy de moda recientemente celebrar la noche del 31 de octubre la fiesta de “Halloween”. El nombre de esta fiesta deriva del inglés antiguo, de la Solemnidad de Todos los Santos, fiesta denominada “All hallow`s eve” (la Víspera de Todos los Santos), y que luego se abrevió a “Halloween”.

En el mundo celta antes de la llegada del cristianismo se celebraba la fiesta de “Samhain” el 31 de octubre, como festividad del sol, pues los días se acortaban y se marcaba así el final del verano y de las cosechas. Los celtas, un pueblo muy espiritual, creían que esa noche los muertos podían pasar al mundo de los vivos, y que el velo entre ambos mundos era muy fino y difuso. Por ello, buscaban maneras de protegerse de los muertos (con sacrificios, incluso humanos, o incluso con disfraces, para no ser reconocidos).  Pero también era un buen momento para comunicarse con los muertos, realizar la adivinación, o poner en práctica magia o de brujería, en busca de un poder que nos está vedado a los seres humanos.

En el año 835 la Iglesia trasladó al 1 de noviembre la fiesta de Todos los Santos, que conmemora a todos los mártires que no tienen una fecha propia en el santoral; el 2 de noviembre se coloca la fiesta de los Fieles Difuntos, para recordar a aquellas personas que han fallecido. También se trataba de recordar de que Jesús es el Camino, la Verdad, y la Vida, y que es un Dios de vivos, no de muertos, que ha vencido a la muerte, y que asegura el destino de cada difunto, y protege a los vivos.

Pero Halloween no es Halloween sin calabazas. Esta hortaliza hueca con rostro siniestro hasta tiene nombre propio: “Jack o’lantern”. Este elemento se remonta al siglo XIX y, además, al principio ni siquiera era una calabaza, sino un nabo. Hace referencia a un cuento irlandés que trataba de un hombre borracho y tacaño pero muy astuto llamado Jack que engaña al Diablo y le hace prometer que nunca se llevaría su alma al Infierno. Harto de aquel hombre el Diablo, accedió y nunca volvió a por él. Debido a su comportamiento en vida, Dios le negó la entrada al Cielo; Jack se dirigió a las puertas del Infierno, pero el Diablo le recordó su promesa de que nunca se llevaría su alma al Infierno. Así, vagaría eternamente sin ser admitido en ningún lugar. Como única posesión, el Diablo le entregó un farolillo fabricado con un nabo en cuyo interior ardía una brasa eterna, para que alumbrara su camino. Así empezó en Irlanda, y en menor medida en Gran Bretaña, la tradición de las Jack o’lanterns, farolillos fabricados con nabos que se colocaban para adornar las casas en la vigilia de Todos los Santos. La hortaliza con una cara grabada simbolizaba al protagonista del cuento (Jack of the lantern, Jack el del farolillo) quien, con su astucia, había mantenido lejos de él al mismísimo Diablo. Según las antiguas creencias celtas, en aquella noche los seres sobrenaturales vagaban por el mundo de los vivos, una creencia que perduraba aún después de siglos de cristianismo, por lo que la gente creía que aquellos grotescos amuletos mantendrían a los malos espíritus lejos de sus casas.

En suma, unas creencias, y unas supersticiones extranjeras que, como se ha señalado devienen contrarias al Cristianismo, en la que no son necesarios amuletos ni ningún tipo de prácticas o rituales para asegurar la protección de los vivos; Dios es quien nos protege.

Por qué Halloween no es tan inocente como parece

Ahora que ya sabemos algo más de las raíces del llamado “Halloween”, tenemos que decir que no es la fiesta infantil de disfraces que aparenta ser. Así, cada vez más proliferan grupos satánicos y esotéricos que han tomado la idea celta de que se puede manipular el mundo de los muertos para obtener poder en esta noche del año. Incluso los miembros de las sectas satánicas coinciden que esta fecha marca el inicio del año nuevo satánico y del “cumpleaños de Satanás”. Personas que han sido líderes en sectas satánicas y han salido de ellas han contado que hacían sacrificios de seres humanos, dejan embarazadas a mujeres para sacrificar a sus hijos, roban formas consagradas para sus ritos de esta noche…

Hay que mencionar también el movimiento neopagano Wicca, que celebra el inicio de su año nuevo de brujería en la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre.

Para los exorcistas la celebración de Halloween constituye un peligro real porque, incluso si quienes lo hacen no tienen la intención de celebrar la brujería y el diablo, y se ponen en comunión con esta corriente espiritual maligna, se vuelven vulnerables a la acción ordinaria y extraordinaria del demonio, con todas las consecuencias perjudiciales que conlleva para su vida.

Alternativas

Frente a este panorama, se sugiere una alternativa para contrarrestar la influencia de Halloween. Necesitamos fomentar todo lo que sea alternativo a Halloween, realzando el verdadero significado de la fiesta de Todos los Santos.

Muchas parroquias y colegios celebran actividades Holywins desde hace años, que consisten en disfrazar a los niños de santos y que así conozcan la vida del santo que han elegido.

Los postres tradicionales (huesos de santo, buñuelos de viento, entre otros), pueden ser una forma de hablar en casa de la fiesta de Todos los Santos. Se debe hablar de los muertos de verdad, de nuestros seres queridos que ya murieron y cómo nos reencontraremos con ellos, orar por ellos…

Es fundamental explicar a niños y adultos, tanto en los días previos al 31 de octubre como en la homilía de las misas del 31 de octubre y el 1 de noviembre, la comunión espiritual que nos une a los santos y a nuestros seres queridos difuntos, ayudando así a identificar lo que es inofensivo y lo que no lo es.

Reflexión final

En un mundo que a menudo oscurece nuestras certezas, el Día de Todos los Santos nos recuerda que estamos llamados a la luz, a la esperanza, y a la comunión con todos aquellos que nos han precedido en la fe. Que esta fiesta sea, entonces, un tiempo para fortalecer nuestra mirada en Cristo y compartir con alegría el mensaje de vida y de amor que Él nos ofrece. Con estas humildes palabras queremos hacer una invitación a reflexionar y Celebrar la Fe.

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