Parroquia de San Antonio Abad y Nuestra Señora de El Pilar en Burgos

Reflexión para el Primer Domingo de Adviento – 1 de diciembre de 2024

“Se acerca vuestra liberación” (Lucas 21, 25-28.34-36)

El Adviento es un tiempo de espera activa y de esperanza. Nos invita a detenernos en medio de las prisas y dificultades cotidianas para abrir nuestro corazón al mensaje de salvación que Dios nos ofrece. En este primer domingo, la Palabra nos recuerda que, aunque vivimos en un mundo lleno de retos—desde tragedias naturales como la DANA hasta conflictos causados por la humanidad—, nuestra fe nos sostiene con la promesa de liberación que trae Jesús.

El Evangelio de Lucas nos llama a vivir vigilantes, con la mirada fija en el horizonte, porque el Señor está cerca. La figura del ángel y del soldado romano que simbolizan este día nos invitan a reflexionar: ¿cómo mantenemos nuestra esperanza en medio de las luchas diarias? El ángel nos recuerda el anuncio de una buena noticia, mientras que el soldado representa nuestra fortaleza para perseverar, incluso cuando todo parece difícil.

«Que la esperanza os tenga alegres» (Romanos 12, 12)

Este lema nos anima a caminar con gozo, aunque la realidad sea compleja. En comunión con la Iglesia, que nos llama a caminar juntos como peregrinos de esperanza, avancemos con confianza en Jesús, quien nunca nos abandona. Cada desafío que enfrentamos—problemas familiares, laborales o sociales—puede transformarse en una oportunidad para experimentar la cercanía de Dios, que siempre nos ofrece su liberación y consuelo.

Ambientación y Camino hacia la Navidad

En este Adviento, «estrellita» nos guiará a través de las figuras del Portal de Belén. Hoy comenzamos con el ángel y el soldado, que nos introducen en el misterio de un Dios que viene a salvarnos, pero también a fortalecernos. Este simbolismo nos invita a preparar nuestro corazón para acoger el misterio de la Navidad, con fe y esperanza renovadas.

La simbología de la Corona de Adviento

La Corona de Adviento es un rico símbolo de esperanza y preparación. Su forma circular, sin principio ni fin, nos recuerda la eternidad de Dios. El follaje verde, natural o artificial, representa la esperanza de la vida eterna. Las velas simbolizan cómo la luz de Cristo disipa las tinieblas: tres moradas (espera y penitencia), una rosa (alegría del tercer domingo, Gaudete) y un cirio blanco que se coloca al centro para encenderse en Navidad, celebrando el nacimiento de Jesús, nuestra luz.

Reflexión final

Que cada uno de nosotros, en comunidad, asumamos el desafío de vivir este Adviento como una preparación auténtica. Pidamos al Señor que nos conceda la gracia de esperar con alegría y mantenernos vigilantes en la fe.

¡Feliz Adviento, peregrinos de esperanza!

¡Nos vemos en la Eucaristía!

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