Parroquia de San Antonio Abad y Nuestra Señora de El Pilar en Burgos

27.04.2025 Este domingo celebramos el Domingo II de Pascua o Domingo de la Divina Misericordia. Un día especial para acoger en nuestra vida la luz de Cristo resucitado, que disipa nuestras dudas y fortalece nuestra fe.

Vivimos tiempos de incertidumbre también en nuestra Iglesia, tras el reciente fallecimiento del Papa Francisco. Su vida ha sido un testimonio humilde de fe y de servicio. Hoy, al igual que Tomás, se nos invita a poner nuestras manos en las llagas del Resucitado y proclamar con fuerza: “Señor mío y Dios mío”.

A través de la confianza en la Divina Misericordia, caminamos seguros en la fe, como comunidad.

Lectura del Evangelio según San Juan (Jn 20, 19-31)

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

—«Paz a vosotros.»

Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:

—«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»

Y dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:

—«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:

—«Hemos visto al Señor.»

Pero él les contestó:

—«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»

A los ocho días estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:

—«Paz a vosotros.»

Luego dijo a Tomás:

—«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»

Contestó Tomás:

—«Señor mío y Dios mío.»

Jesús le dijo:

—«¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Análisis y Reflexión

La escena del Evangelio nos muestra a una comunidad asustada, que, sin embargo, experimenta la fuerza de la Resurrección: Jesús se hace presente en medio del miedo para traer paz y vida nueva.

Tomás representa esa parte de nosotros que necesita tocar, ver, comprobar. Su incredulidad es comprendida y acogida por el mismo Jesús, que no lo reprende, sino que le ofrece sus heridas como testimonio de amor.

Así también hoy, en medio de la tristeza por la muerte del Papa Francisco, podemos sentir que el Señor no nos abandona. Él entra en nuestras incertidumbres y fortalece nuestra fe, recordándonos que somos bienaventurados cuando creemos sin ver.

«La luz de vida fortalece nuestros pasos» — así como Tomás reconoció a Jesús y su corazón se transformó, nosotros estamos invitados a reconocerle en los signos de la misericordia: en el perdón, en la paz, en la fraternidad.

Salmo 117: «Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia»

El salmo de este domingo es un canto de gratitud y esperanza. Nos recuerda que la misericordia de Dios no tiene fin, que nos sostiene en la prueba y nos salva en la dificultad. En la Resurrección de Cristo, esa misericordia se nos ha revelado plenamente: ¡el amor ha vencido a la muerte!

Preguntas para la reflexión

Antes de terminar, te invitamos a reflexionar personalmente o en familia:

  • ¿En qué momentos de mi vida he sentido que mi fe vacilaba, como Tomás?
  • ¿Cómo puedo acoger hoy la paz de Jesús en medio de mis miedos o inseguridades?
  • ¿Qué signos de la misericordia de Dios descubro a mi alrededor en este tiempo?

Horarios de Misas

Este domingo, 27 de abril, las celebraciones serán:

  • 11:00 h. en El Pilar y San Antonio Abad (catequesis)
  • 13:15 h. en San Antonio Abad

Reflexión final

El Señor Resucitado se hace presente en medio de nosotros, para recordarnos que no estamos solos en el camino. En este Domingo de la Divina Misericordia, abramos nuestro corazón al don de la fe y de la paz.

Y si quieres profundizar más en el Evangelio y su aplicación a tu vida diaria, te invitamos a ver el vídeo especial en el canal de YouTube Evangelio y Reflexión.

¡Dichosos los que creen sin haber visto!

¡Nos vemos en la Eucaristía!

Un comentario

  1. Los discípulos de Jesús aceptaban un hombre extraordinario. Mesías y resurrección no entraban en sus creencias. Estaban muy lejos de tenerle por Hijo de Dios. Hoy en esta nueva era Jesús Dios sigue estando ausente. La Misericordia lo, paciencia, interés y cercanía que Jesús tuvo con los suyos, hemos de practicarla con todas las personas que nos rodean.

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