Este domingo, el Evangelio de Marcos (10, 35-45) nos ofrece una enseñanza fundamental para nuestra vida como cristianos: el verdadero liderazgo y grandeza no están en el poder, sino en el servicio. Jesús responde a la petición de Santiago y Juan, quienes desean ocupar los primeros lugares junto a Él, diciendo: «El que quiera ser el primero, sea esclavo de todos«. Con estas palabras, Jesús nos muestra que su camino no es el de la gloria terrenal, sino el del servicio humilde y desinteresado.
Servir como Jesús
Hoy se nos invita a reflexionar sobre qué significa verdaderamente servir. En un mundo que muchas veces valora el éxito y el reconocimiento, Jesús nos recuerda que la verdadera grandeza no está en ser servido, sino en servir a los demás. Él mismo, siendo el Hijo de Dios, no vino para ser servido, sino para dar su vida por amor a todos. Nos llama a imitarle, a poner a los demás en el centro de nuestras vidas, especialmente a los más necesitados, los que menos tienen o los que sufren.
Esta idea de servicio nos invita también a examinar nuestras vidas cotidianas: ¿Cómo puedo servir mejor en mi entorno? ¿Cómo puedo ayudar a mi familia, mis amigos, mi comunidad, a aquellos que están a mi alrededor? A veces pensamos que servir es algo grande, pero en realidad se construye con pequeños gestos de amor y entrega diaria. Ayudar a alguien que lo necesita, escuchar al que está solo, brindar apoyo al que lo pasa mal… es ahí donde comienza el verdadero servicio.
El DOMUND: Id e invitad a todos al banquete
Este domingo 20 de octubre de 2024, celebramos el Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND), bajo el lema propuesto por el Papa Francisco: «Id e invitad a todos al banquete«, se nos invita a reflexionar sobre la misión de la Iglesia como un “ir” incansable para llevar la invitación de Dios al mundo entero. Inspirados en la parábola del banquete de bodas, recordamos que el llamado a la salvación es para «todos, todos, todos», especialmente para los últimos, los lejanos y los excluidos.
El DOMUND 2024 nos recuerda que la misión no es solo una tarea de unos pocos, sino que todos estamos llamados a participar en este banquete de fraternidad y de fe. La Eucaristía es el corazón de esta invitación: un encuentro con el Señor al que debemos invitar con ternura, caridad y cercanía, tal como lo hizo Cristo. No se trata solo de anunciar con palabras, sino de vivir el Evangelio con el estilo de Jesús, que nos envía y nos acompaña en cada paso de este camino misionero.
En nuestras parroquias, somos parte activa de esta misión, y aunque no todos podemos ir a tierras lejanas, podemos contribuir a la obra misionera con nuestras oraciones, con nuestro apoyo a las colectas del DOMUND, y, sobre todo, con nuestro compromiso de ser testigos del amor de Cristo en nuestros entornos. En este «banquete», nadie debe quedar excluido, y todos estamos invitados a participar y compartir la salvación que Jesús nos ofrece.
Servir en lo cotidiano
El servicio no es algo reservado para unos pocos, ni para momentos especiales. Como nos enseña el Evangelio, estamos llamados a servir cada día, en los pequeños gestos que a veces pasan desapercibidos. Servimos cuando dedicamos tiempo a los demás, cuando nos sacrificamos por nuestras familias, cuando trabajamos con honradez y dedicación, cuando nos preocupamos por quienes más lo necesitan.
A menudo, la tentación de buscar reconocimiento o de ocupar los «primeros lugares» puede aparecer en nuestras vidas. Pero Jesús nos recuerda hoy que el verdadero camino de la fe es seguir su ejemplo, poniéndonos al servicio de los demás con humildad y amor.
Reflexión Final
Este domingo, mientras celebramos el DOMUND, Jesús nos lanza una invitación clara: servir con amor y generosidad. Que cada uno de nosotros, en nuestro día a día, en nuestras familias y comunidades, seamos testigos de ese amor que no busca recompensas, sino que se entrega completamente a los demás. Y que en este Día de las Misiones, renovemos nuestro compromiso de apoyar a los misioneros que, con gran sacrificio y entrega, están llevando el Evangelio a todo el mundo.
Que esta semana, iluminados por el Evangelio y el espíritu del DOMUND, tengamos la oportunidad de servir más y mejor, recordando que en ese servicio a los demás encontramos nuestra verdadera grandeza.
¡Nos vemos en la Eucaristía!
Es verdad que no es necesario estar al servicio del Señor en grandes proyectos ,sino en la cotidianidad del día a día se puede llevar su ejemplo
En tu entorno personal intentando cada día ser mejor persona y facilitando el día a todos los que nos rodean
Es lo que tratamos cada domingo, con la reflexión. Intentar «aterrizar» al día a día lo que nos dice el Evangelio para que se materialice. ¡Gracias Teresa!