En este Domingo XXVII del Tiempo Ordinario, el Evangelio de Marcos (10, 2-16) nos ofrece una profunda enseñanza sobre el amor y el matrimonio. Los fariseos le preguntan a Jesús sobre la legalidad del divorcio, y Él responde con una verdad que trasciende las leyes humanas: «Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre«. Esta respuesta nos recuerda la naturaleza sagrada del matrimonio y del amor entre los esposos, un amor que nace del compromiso de Dios con su pueblo y que, por tanto, está llamado a ser fiel, duradero y lleno de entrega.
Jesús no solo habla de una ley humana, sino de un plan divino: el amor matrimonial es un reflejo del amor de Dios por cada uno de nosotros. Nos invita a vivir en fidelidad, respeto y unidad, valores que hoy en día pueden verse desafiados por la cultura actual, pero que son fundamentales para construir una vida en común basada en la fe.
El amor como vínculo sagrado
La frase «Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre» nos recuerda que el amor no es simplemente un sentimiento pasajero, sino una vocación. Es un llamado a cuidar nuestras relaciones, a esforzarnos por mantener la unidad en nuestras familias, a resolver los conflictos con humildad y paciencia, y a recordar siempre que el verdadero amor implica sacrificio y entrega.
Jesús también nos invita a ser como niños, a tener un corazón abierto, humilde y confiado. Un corazón que se deja guiar por el amor de Dios y que se abre a los demás, tal como lo hacemos hoy en nuestra comunidad con el inicio de la catequesis.
Inicio de la Catequesis 2024-2025
Hoy es un día especial para nuestra Unidad Pastoral de San Antonio Abad y El Pilar, ya que damos el pistoletazo de salida al curso de catequesis 2024-2025. La celebración de la Eucaristía a las 12:15 h en la Ermita de San Amaro marca el inicio de este nuevo camino de fe para nuestros niños y sus familias.
La catequesis es mucho más que una formación religiosa, es un espacio para que nuestros pequeños crezcan en el conocimiento y el amor de Dios. Es un tiempo para aprender a ser discípulos de Jesús, vivir el Evangelio y compartirlo con los demás. Al finalizar la misa, cada grupo se reunirá brevemente con su catequista para conocerse y empezar este viaje juntos.
Si el tiempo no acompaña, la misa se trasladará a la iglesia del Hospital del Rey, pero lo que no cambiará es la alegría y la ilusión de comenzar este nuevo curso de catequesis.
Reflexión Final
Este domingo, Jesús nos llama a vivir el amor en todas sus dimensiones: en el matrimonio, en la familia, y también en la comunidad. Que el inicio de este curso catequético sea un signo de esa unidad y entrega que nos pide el Señor, y que nuestros corazones permanezcan siempre abiertos al amor de Dios, como los de los niños que hoy comienzan este nuevo camino de fe.
Que este domingo nos llene de bendiciones y que el curso de catequesis sea un tiempo de crecimiento en la fe y en el amor a Dios.
¡Nos vemos en la Eucaristía!